El hombre misterioso 

Cuando salía de la escuela, siempre había un hombre misterioso, vestido con una capa negra. Estaba sentado unos metros más adelante, mirando a la gente que pasaba y a los niños que salían de la escuela. Un día decidí ir a darle un pedazo de mi manzana que mi madre me había cortado para la merienda. Me agradeció. Al día siguiente, vine con un trozo de pan. Se lo comió enseguida. Al tercer día, le llevé una botella de agua y una barra de chocolate. Estaba muy emocionado y me sostuvo la mano. Su mano estaba caliente. Me fui cuando oí sonar el campanario. Al día siguiente, el hombre misterioso no estaba en la calle. Aún tenía algo que darle. El último día de la semana de escuela, el hombre misterioso estaba aquí pero no era el mismo. Tenía un buen traje y algo en su mano. Me acerqué a él y lo saludé. Me miró y me dijo: "Eres muy bueno, hijo mío. Vía libre Has mostrado tanta generosidad hacia mí. Fuiste el único que vino a mí y me dio sin esperar nada a cambio. Por eso, quiero agradecerte una vez más, y ofrecerte esto." Me ofreció su capa negra como símbolo. No dijo nada más, y dejó la calle como un ángel. 

Morgane y Juan Jose